lunes, 5 de noviembre de 2012

Ah, la tecnología.


Página, chat, idiota, fuera.
Página, chat, idiota, fuera.
Página, chat, idiota, fuera.
Página, chat, no tan idiota. Me hizo reir. Queda.

Otro día. Definitivamente, no parece tan idiota. Me sigue haciendo reir. Interesante.

Así por unas semanas, intercambiando píxeles. Chateando con cam. Parece un querubín, regordete, pellizcable. Lo deseo, es cierto. Quedamos en vernos.
Trago mediante es algo más parco, el alcohol lo afloja un poco. Un dejo pretencioso, pero agradable. Me dejo seducir. Arreglamos otra cita, esta vez con la noche libre.

Los tragos sabrosos. Los besos sumaban. La ropa volaba. Oooooooh... y dónde estaba aquello? Respirar profundamente y ponerle la mejor voluntad. El tamaño no importa. Pero momento... y mi juego previo? Holaaaaaa! tengo muchos centímetros de piel a ser recorrida... y ya quiere ir abajito? Esto es todo?

Bueno... habrá segunda. Seguro que sí. Mientras intento reanimarlo con caricias, se prende un pucho y me habla de lo mucho que gozaron sus otras amantes. Momento. De qué alardea este pelotudo?
Pasé el resto de la noche intentando quedarme con una miga, siquiera, de placer. No hubo caso. Sobraba de tantos lados y jsto allí faltaba. No se le ocurrió usar los dedos, la boca... no. Lo peor era escucharlo hablar como actor porno potroso.

Volví a casa frustrada, enojada, insatisfecha. Molesta, sobre todo, muy molesta. Pero no siempre las primeras son buenas, estaba dispuesta a dar otra chance. Después de todo, el tipo me gustaba en otros aspectos.

Pero al día siguiente mostró la hilacha. Todo lo que me admiraba, se divertía, etc. conmigo se transformó en monosílabos que sólo se activaban al mencionar algo sexual. Chau a mi idea de salir seriamente con él, nomás polvo le interesaba.

Pasó un tiempo más. Me empezó a ganar la desesperación y accedí a un encuentro de esos directos en hotel. Supuse que si tomaba las riendas sería más divertido. Pero no se dejó y encima siguió con su perorata creída de machote latino. Se tendió en la cama, se desparramó, digamos, con esos excesos de carne que lo caracterizaban. "Vení con tu papito". Ufff demasiado para mi estómago. Me puse el vestido a las apuradas y lo dejé ahí. Los tacos los calcé por el pasillo y el abrigo me lo puse cuando subí al taxi.

El telefono empezó a sonar. Lo puse en vibrador para que no me moleste tanto, no podía apagarlo esta noche.


Llegué a casa. Con bronca, mucha. Enojada conmigo por haber cedido, asqueada. Ducha rápida. El celular seguía sonando. Mis hormonas fuertemente alborotadas... y encontré un uso más provechoso a la insistencia del "machote". Definitivamente, su perseverancia en las llamadas fue mucho más efectiva a la hora de satisfacerme que su performance previa.


EvaLilith
2012


Para V.M.

2 comentarios: