viernes, 26 de octubre de 2012

 Cambiar de afuera para adentro. Cambiar de adentro para afuera. Dos de los tantos caminos para creer que crecemos. Crecer es desgarrar. La piel que cómodamente nos sirvió, queda chica y duele. Duele, tira, pesa. Se rasga, arde. No se aguanta, no se tolera. Pica. Una se rasca con lo que puede, como puede. Arranca jirones con las uñas. Se clava un amor en la cadera, arte entre las manos. Se quema con sexo, con fuego, con comida y hasta con el agua salada que brota de todos los poros, los lagrimales, las mucosas. 
Cenizas. La luna rota. Los espejos que nos odian. La rabia. 
Pero algo más surge. Risas que recuperan la cordura. 
"¿y este insomnio de quién es? Luzbelito pregunta una y otra vez."
Me río, grito, lloro y pataleo. Miro mis marcas y hay algo que se me está escapando otra vez.

Pero no lo voy a dejar... porque quiero crecer. Fui vieja antes de tiempo. Una nena anciana. Fui madre cuando tenía que ser hija. Cambié todo de lugar y reacomodarlo es arduo. Aprender a defenderse es arduo.
 Aprender a caminar sin muletas es más arduo aún. Todavía no puedo, pero podré. Algo en mí me dice que este año de MIERDA se terminó.
Ahora brindo lo que puedo. Palabras, mis historias que intentan remendar lo roto. Pequeños presentes de juguete, que no son formas de congraciarse con los otros, sino de compartir.

Hoy no tengo nada que demostrarle a nadie.


EvaLilith

2012

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