viernes, 16 de noviembre de 2012

Una sonrisa ancha. De una punta a la otra de mis deseos. Los ojos que se achinan y vaya a saber una en qué estaba pensando.
En cómo.
En cuándo.

En rojo, negro y blanco.
Marcas en la piel.
Maquillaje corrido.
El brillo resbaladizo de los que recuerdan que son animales.
Que tienen hambre.
Que tienen ansiedad.
Que tienen un juego para saciarse.

Las luces reflejan contornos, y los seres se vuelven confusos.
¿La sonrisa es dueña de la mano o la mano es dueña de la sonrisa?
¿En qué momento una remera dejó de ser sólo una remera, para ser una frontera entre el goce y la locura?

Si voy a ser la Lilith de las sombras, quiero también ser la mujer de los contrastes. El hombre con la energía para avanzar, seducir, dominar.
Si vas a estar conmigo sólo por un rato, al menos quiero saber que te diste por entero.

No me gustan los seres mezquinos.


Eva Lilith
2012


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