domingo, 16 de septiembre de 2012

Otro insomnio


El perro daba vueltas por la casa, claramente inquieto. Habitualmente hubiera bastado un pedazo de pan, una galleta, para que se quede mascando en el rincón sin joder demasiado. Sus idas y venidas acabaron por inquietarme a mí. Del casi dormida pasé al despierta del todo. Con los oídos atentos a la oscuridad. 
El perro respiraba, resoplante. Belfos caídos, eso le pasa a estos animales de raza, animales finos modificados para sufrir por ser considerados bonitos. Bonitos, bah.  
El perro daba vueltas por la casa, sacudía su collar metálico y se relamía en la oscuridad. Lo escuchaba. Pero no podía ver nada. Ahí fue cuando noté que tampoco podía moverme. O gritar. 
Genial, una parálisis de sueño, pensé. Adoro ser tan razonable. Excepto que en la oscuridad algo se movía y el perro se relamía mirándolo fijo con sus ojos brillosos y el hilo de baba que también brillaba.
Traté de enfocar mejor la vista en el momento en que comencé a percibir el olor . No era un hedor del todo desagradable, pero había algo de tierra húmeda, musgo y pantano, sumamente perturbador. Lo que sea que fuera, se movía sutilmente, casi como si flotara por el cuarto. El perro se relamía. Mirándome a mí. 

EvaLilith
2012

1 comentario: