De esas noches de dormir mal y putear a los felinos. Sin poder encontrar la temperatura justa. Pegada a su cuerpo, ardía. Dos centímetros de separación y mi temperatura superficial equivalía a la del Ártico.
Dando vueltas.
Despertándolo casi a propósito
Necesitándolo (sin querer).
Sorbiendo su calor. Yo, Vampira.
Derramando mis penas, ancianitas ellas.
Una pesadilla donde nunca tengo
el pasaje correcto para el avión indicado
o la valija bien preparada, con lo justo para abrigarme.
Luego de un paseo por manga aeroportuaria
desembarco en Siberia
con la bikini y el saquito de crochet.
El duende se me ríe en la cara
(quiero creer que es feliz conmigo)
dice "qué tierna que sos, conchuda"
(porque le escribí ternuras en el torso y se las borré con la boca)
Me envuelve,
y creo que está vez, se ríen conmigo, no de mí.
EvaLilith
2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario