domingo, 29 de agosto de 2010

Personas II - El Luthier

Hace ya algunos años, mi querida Tati me había invitado a su cumpleaños. Lo festejaba en un bar bohemio metido en algún rincón de palermo, casi un patio cervecero. En teoría, la invitación era para las doce. Conociéndola, debería haberme aparecido allí un par de horas después, pero honestamente no tenía ganas de viajar en bondi tan tarde. Así que allí fui... el lugar, aparentemente, recién abría. Me acerqué a la barra, estaban viendo un recital de Pink Floyd, me senté y pedí algo para tomar. Amablemente, dado que era la segunda persona que entraba, me convidaron vino por cuenta de la casa.
La música y el vino abren diálogos, y en un ratito muy breve me encontré charlando con el muchacho que había llegado primero. Empezando por los gustos musicales, para enterarme que él tocaba la batería en una banda y además, la viola. Su amor por la música llegaba al punto de haber escogido un oficio sacrificado, lento y laborioso: estaba en un taller estudiando luthería. Mientras tanto, vivía de trabajar como empleado en una librería por el centro.
De a poco el lugar se empezó a llenar de gente y la música empezó a cambiar, pero creo que no nos dimos mucha cuenta. Estábamos hablando ya de nuestra vidas, me contaba de su experiencia de haber conocido al viejo recién a los 18 (porque cuando el tipo se había borrado él era muy chico como para recordar), de su admiración por la fuerza de su madre, de su pareja rota hace unos meses, de sus proyectos a futuro.
Yo estaba muy interesada en la conversación, pero eso no me impidió notar algunos detalles encantadores, como los rulos que le bailaban alrededor de la cabeza, de un color castaño rojizo... o los ojos de color indefinido. Su boca, las breves sonrisas, la forma de mirar. Al cabo de dos horas estaba completamente fascinada por ese muchacho, que parecía tener todo lo necesario para enamorarme por completo.
Finalmente, a eso de las 3 de la mañana apareció Tati. Y ahí nos dimos cuenta que los dos estábamos ahí por lo mismo, él era un amigo de quien en ese momento era novio de ella, y le llevaba un libro con una investigación sobre alucinógenos. Tati sonrió como si hubiera planeado que nos conociéramos (de hecho, me dijo al oído que de todos sus amigos, era el que quería que me cruce)
En algún momento, nos levantamos de la barra y fuimos a bailar... de los cuerpos moviéndose a los cuerpos besándose hay un pasito nomás. Sus labios tan hermosamente dibujados también parecían hechos para llevarse con mis labios...
Ya era muy tarde, tenía que volverme a casa. Él vive por la zona, se ofreció a acompañarme. En algún momento del viaje, decidimos hacer una escala por su casa. Entrar a su habitación fue transportarme a lo que sería mi refugio ideal... libros por todos lados, apilados, en estantes, bajo la cama, entre la ropa. Música por todos lados, cds originales, casettes, algunos vinilos, rock nacional, rock viejo, trova. Un par de guitarras, todo en un revoltijo caótico, pero al mismo tiempo, con la coherencia de un collage.
Lo adoré con toda la entrega que podía permitirme. Era una locura, lo sabía. Pero al mismo tiempo se sentía lo más natural del mundo, como si esa pieza me hubiera estado esperando, como si yo lo hubiera estado esperando a él.
A la mañana, nos escurrimos a la calle y me acompañó caminando a casa. Crucé los dedos para que esa historia no se termine ahí y me dormí con una sonrisa.

Salimos algunas veces más, y todo confirmaba esa sensación. Estaba dispuesta a enamorarme de él, estaba dispuesta a dejar todas mis barreras de lado, y casi lo hice. En el medio, llegaron las vacaciones y se fue a la costa unos cuantos días.
Lo llamé cuando volvió y lo escuché realmente feliz de oirme. Quedamos en vernos ese viernes, a confirmar hora y lugar. No tuve noticias de él y lo llamé al celular, que no estaba funcionando todo lo bien que debería. Nada.

Mandé sms

Nada

Asumí que había un problema con el celu, así que al atardecer, a la hora en que llegaba de trabajar, lo llamé a la casa.

Mensaje en el contestador "hola! soy Carla, por favor llamame antes de las 22 que tengo que arreglar con alguien en casa para que cuiden al nene y si no aviso antes, se complica"

Nada

Me llamó a las 23, cuando yo ya estaba furiosa. Hubiera salido corriendo igual, si total ya estaba cambiada, de no ser que me dijo "no te quise atender". Eso me dolió demasiado y todas las barreras que había bajado las subí en un instante. "Qué pena que no hayas querido, tu día complicado podría haber terminado mucho mejor".

Corté el teléfono, me senté frente a la compu a llorar, y fue lo último que supe de él...

1 comentario:

  1. Que linda historia y que triste, me encanto la parte de la descripcion de su habitacion, con los libros, los cds, encantador !

    La frase "y todas las barreras que había bajado las subí en un instante" es una descripcion clavada de todo lo que habras sentido, me refiero a bajar la guardia(un poco) y al ver su reaccion todos los sentidos se pusieron en alerta.

    QUE TRISTE HISTORIA.

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