La mejor forma de
entrenar un perro es con comida y con mimos. Les generas el reflejo,
primero chantajéandolo con algo que necesitan o les hace sentir bien... y
luego ya ni es necesario ofrecer lo que necesitan. Con la palmadita en
la cabeza y el "buena chica" alcanza.
Así es como algunos juegan a lanzar bolas imaginarias, que la perra, confiada, va a buscar. Se queda olfateando el aire, mirando para todos lados y completamente angustiada porque sintió que la que perdió esa bola fue ella. Vuelve con la cabeza gacha, se entera que es una broma y aliviada de su angustia, mueve la cola haciendo fiestas, esperando la palmadita y una pelota que mordisquear, tal como los gestos le han prometido.
Pero no, la bola no existe y ella sigue ahí jugando, esperando, ilusa.
Hasta que llega el día que muestra los dientes, le gruñe al hombre, le recuerda que tiene el poder para destruirlo y no lo usa por mera lealtad.No puede saberse qué ocurrirá en caso que la lealtad se le agote. Quizás simplemente se vaya y prefiera ser una vagabunda más, paseando al sol y buscándose la comida día a día. Quizás elija alguna acción un poco más violenta. Quizás nunca se le agote, y simplemente pierda interés en el juego, quedándose echada, muy quieta, en un lugar oscuro, hecha un ovillo, lamiéndose las patas.
Así es como algunos juegan a lanzar bolas imaginarias, que la perra, confiada, va a buscar. Se queda olfateando el aire, mirando para todos lados y completamente angustiada porque sintió que la que perdió esa bola fue ella. Vuelve con la cabeza gacha, se entera que es una broma y aliviada de su angustia, mueve la cola haciendo fiestas, esperando la palmadita y una pelota que mordisquear, tal como los gestos le han prometido.
Pero no, la bola no existe y ella sigue ahí jugando, esperando, ilusa.
Hasta que llega el día que muestra los dientes, le gruñe al hombre, le recuerda que tiene el poder para destruirlo y no lo usa por mera lealtad.No puede saberse qué ocurrirá en caso que la lealtad se le agote. Quizás simplemente se vaya y prefiera ser una vagabunda más, paseando al sol y buscándose la comida día a día. Quizás elija alguna acción un poco más violenta. Quizás nunca se le agote, y simplemente pierda interés en el juego, quedándose echada, muy quieta, en un lugar oscuro, hecha un ovillo, lamiéndose las patas.
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