sábado, 19 de junio de 2010

Insomnios: Paranoia

Murmullos antiguos me traspasan.
El ruido del mundo vibra y tiembla desde mi centro hasta mi piel, me llena de voces lejanas, imposibles.
Sus palabras perdieron en algún lugar desierto el signficado, les falta algo, que el tiempo les robó, para ser entendidas.
De repente, todo el ruido se concentra, se vuelve silencio, se densifica, se materializa. En ese instante lo sé: me hablan a mí.
Pero no puedo, no logro entenderlo. Me invade una angustia terrible que se instala allí, donde el ruído solía acunarme. No vuelve a suceder, el milagro no se repite, y yo sólo espero.
El miedo, fuerte, rabioso, solitario. Y la seguridad, la absoluta certeza de haberme perdido eso, de no haber oído aquéllo que debía ser tan importante.
Agudizo mis sentidos, me concentro. El aire me pesa en el rostro, me arde en los ojos, que miran la nada. Me seca por dentro y se lleva algo mío con cada respiración.
Puedo oir los árboles de la calle, y el sonido del metal que el viento golpea, allá, por la puerta del jardín. Escucho cada insignificancia, al punto de enloquecer y no saber si los pasos los he soñado o si realmente alguien entró de la calle y está al lado mío, sonriendo de una forma encantadora, mientras me clava una y mil veces su cuchillo oxidado.

Eva Lilith

1 comentario:

  1. BUAAA!

    Que bueno este texto!!

    Lo he leido 3 veces, buenisimo!!

    No soy nada bueno haciendo reflexiones, porque se me vienen mil murmullos a la cabeza de cosas que todavia no resolvi en mi. ME HA ENCANTADO!

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