Casi sin ver. Mejor dicho, viendo con los dedos. Casi sin oir. Mejor dicho, oyendo por dentro.Reconcentrada en la neblina, se mezclan los roces y los placeres. El aquí y el ahora se encadena con un ayer y un después. Acordes desgarrados de saber que, como diría el Indio, de estos polvos, futuros lodos nos esperan. Pero ah! qué bellas manchas...
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