domingo, 30 de diciembre de 2012


Entonces, hay miles de dudas, que se multiplican exponencialmente.
Millones de dudas.
Billones.
Trillones.

Claro, es la neura, dirían por ahí.
"Ay, nena, cuándo vas a dejar a la neura de lado aunque sea por 15 minutos".

El detalle es que sería dejarme a mí misma de lado por 15 minutos. La neura, la ciclotimia, la emocionalidad extrema. ¿Dejarlas de lado? ¿Cuándo me impidieron seguir?

He pegado portazos con el corazón destrozado y los ojos como dos hendijas húmedas.
He abierto la puerta con las rodillas castañeteando.
Mientras pasa la vida, paso yo, que casi no existo. Tejo historias, suelto nudos.

Mientras tanto, un servidor elige publicitar bikinis, cerveza y jabón en polvo.
No pienso comprarme malla, no tomo cerveza y el jabón me da alergia.

Acabo de ver una de las películas que me dejó Pablo, con mi hermano y un vaso de licor de café lleno de hielos.

¿Importa, acaso? Casi nada.

Pero es lo que hay, en esta noche de musculosa y coulotte de encaje, donde el ruido de los ventiladores está a punto de hacerme sentir en un avispero. Aunque apagara todo, la cpu, los ventiladores, desenchufara la heladera, la puta fuente de agua que me recuerda que tomé más líquido de la cuenta... el bzzzzzz seguiría estando.

Ahí, entre medio de las orejas.


Un zumbido expectante. Un zumbido esperando que se me ocurra alguna idea, que se aclare un poco el panorama.

¿Se acuerdan del canal Venus? Yo no tenía decodificador, y cada tanto algo se entreveía usando una función de sintonía fina que no recuerdo que tenga mi televisor actual. 

Así es mi mente.

Una maraña caótica a la cuál trato de extraerle un mínimo de orden para funcionar.
El resto del caos, lo disfruto. O lo sufro. No es que sea masoquista, pero a veces es casi lo mismo. Eso nos pasa por tener los centros del placer y del dolor tan cercanos. Pinche cerebro.

Pobre cerebrito, puedo sentirlo segregando hormonas. Para salir corriendo. Para tirarme despatarrada en los brazos de algún amante. Para regular la temperatura. Para menstruar (sí, soy hembra en edad fértil, menstrúo regularmente, gracias por preocuparse). Para calmar la ansiedad. Para generar la ansiedad. Pobrecito, tanto que se esfuerza conmigo y yo que lo intelectualizo casi todo, para escaparme por esa tangente al deseo que siento. Al miedo que siento. A esta boca que tiembla. A estos muslos que quieren apretar una cadera. A estos dedos que anticipan el tacto. A esta lengua que parecer crecer, por momentos, en mi boca.

Me impide el habla, crece y necesita escapar entre mis labios. Buscar el sabor de un otro.
Buscar
lengua,
dedos,
caderas,
muslos,
boca,
miedo,
deseo,
intelecto,
ansiedad,
calma,
sangre,
calor,
brazos,
mente.

Quizás sea, simplemente, que el camino que prefiero a la hora de buscarme a mí misma, 
está en la ruta
del camino de espejos
donde hay un otro.

Donde estás vos.

EvaLilith
2012

sábado, 22 de diciembre de 2012


La vieja hablaba sola, en el andén de la estación. Que ella se compraba las cosas que necesitaba, que igual nadie le convidaba nada. Que a ver qué pasaba con el tren que no venía y con la gente que se apiñaba. Vastallartodo, vastallar.

Subió al tren repleto, pan nuestro de cada día en el Sarmiento. Comenzó a gritar si alguien le podía dar el asiento, que si no se daban cuenta que estaba embarazada. A pesar de sus sesenta años largos, la mina gritando fue lo suficientemente incómoda como para que alguien le cediera su porción de tranquilidad.
Luego, de debajo de su blusa floreadita, donde estaría su vientre repleto, comenzó a sacar bolsitas de tutucas. Le ofreció una bolsita al señor frente a ella (la rechazó), abrió otra y empezó a comerse a sus hijitos de maíz inflado.

Estos son los hijos que nunca llegué a tener. Los que tuve, ni sé dónde andarán, malagradecidos. Pero, no vé? ¿No vé que estoy embarazada? Mi próximo hijo va a ser fuerte, va a ser inteligente, va a ser lindo, lindo, lindo como el padre.

Nos bajamos en Merlo, con el nene. Tomamos un colectivo.
Horas después, en el barrio Libertad, pasó la misma vieja, con sus bolsitas de tutucas. La miré, me miró y guiñó un ojo.


EvaLilith
2012